Proemio

I

Salutación

Oh tú! mi inspiradora, la juventud potente
que com robusto soplo agitaste mi frente
y me hiciste sentir los líricos espasmos;
tú! juventud potente que crispaste mis nervios
recibe como ofrenda mis arranques soberbios,
mis versos, mis estrofas, mis cantos y entusiasmos.

Juventud poderosa: mis diáfanos poemas
hablan de mis dolores, de mis ansias supremas,
de mis sinceridades de luchador y paria;
y al presentir la aurora yo siento que mis venas
refluyen agitadas.
El crujir de las cadenas
subleva mi alma noble que es revolucionaria.

Oh Pueblo! tú que sufres los más rojos dolores
tus ignaros insultos son para mí vigores,
tus líricos aplausos son para mí los gritos
que me dicen que cante al chocar de las liras
los ínclitos arranques y las sagradas iras
que reflejan tus grandes dolores infinitos.

II

Quiero cantar la vida, queiro extender mis alas
hacia el espacio azul y cual cóndor salvaje
quiero subir, subir…
quiero quemar mis alas en el sol de la aurora
y quiero que mis cantos sean las profecías
del bello porvenir.

Yo canto porque siento, o canto porque lucho,
yo canto porque amo, yo canto porque vibro
y porque sé sufrir;
mi canto es para el fuerte, mi canto es optimista
y es para los que creen en la futura aurora
que habrá de redimir.

Por todos los que sufren, por todos los que gimen
mis cantos son protestas, y gestas formidables
y ayes de rebelión;
por todos los que esperan, por todos los que piensan,
por todos los que bregan, por todos los que creen
en la gran Redención.

Por los gestos heroicos de los seres anónimos,
por el cansancio enorme de modernos ilotas
yo lanzo mi canción;
por los esclavos rudos y por los explotados
y por la gran mentira y por la hipocresia:
la civilización.

Para los explotados de músculos broncíneos,
para la juventud, pléyade vigorosa
de los modernos días,
¡para ellos! mis graznidos de cóndor altanero
¡para ellos! mis canciones y lamentos que son
líricas rebeldías
sean para los jóvenes y para los obreros
estas arengas mías.

III

Oración

Oh Dolor! Tú que engendras las grandes oraciones
serás el rojo origen de heroicas rebeliones.
Dolor! Hiere mi pecho, dame tu cruel calvario,
pero haz que mis gemidos y dolores llantos
sean las rebeldías y los líricos cantos
que hagan de cada esclavo un revolucionario.