(A la memoria de E. Concha)
La Estarua “Miseria”, de Ernesto Concha, es
un ay! de dolor arrancado al alma artista del
genio y es un grito de rebelión plásticamente
expressado en el mármol que inmortaliza las
concepciones genésicas de los pueblos.
Y al ver ante mí el mármol
que impregna la tristeza,
comprendí que existía la miseria.
Y vi, ante mis ojos
desfilar las visiones más horrendas:
esas que arrancan jirones del alma
esas que crispan la inerte materia…
y vi
con angustia infinita
el arrabal inmundo y su laceria;
las vírgenes vi en los duros lechos
reclinar sus cabezas;
vi mujeres gemir
en el vil parto de crueles bajezas
y las vi lamentarse
y vi al verdugo infame que las veja,
y al rico que las viola y abandona
al olvido, al dolor y a la pobreza.
Y yo vi desfilar ante mis ojos.
horrorizados de ver tal escena,
niños semidesnudos y hambrientos
que marchaban más tarde a las tabernas
que eran después carnada de hospitales
o bien de cárceles crueles y horrendas
y comprendí el porque hay algunos
que odian al que enseña…
Y vi la explotación de los inicuos,
vampiros de una secta,
parásitos infames que corroen
la sociedad moderna,
y al ver yo con dolor la hipocresía
a mi alma toda invadió la pena…
Siguieron las visiones…
y yo vi desfilar larga caterva
de obreros miserables
que las Urbes humanas hacen bestias;
y vi rudos mineros,
los que esforzados bregan
por extraer el oro a las montañas
fecundas de la tierra;
y yo vi los obreros asesinos
que marchan a la guerra,
¡Pobres que van a defender la Patria
y que nunca han sabido lo que es ella,
pues sólo han ido a defender terruños
o trapos viejos que llaman banderas;
no saben que es de ricos esa Patria
y que la Patria de ellos es la tierra!
Ellos no saben que los trapos viejos
de la Patria no son el sacro emblema,
porque la Patria para ellos no existe,
y sí existe la Patria que es aquella
que los vampiros negros llaman fieros
– ¡La Humanidad: Quimera!…
Y vi los sacerdotes de los cultos
falsos, hipócritas de la modestia,
y cual visión fatídica
vi la raza plebeya,
la que sufre y no sabe
que su Patria es la tierra
y que su emblema hermoso
es el gran cielo azul con sol y estrellas!…
Y vi marchar cual fieros asesinos,
al compás de una música guerrera,
obreros llenos de odio
para dar muerte a hermanos en la guerra
y profanar con sangre
la faz bendita de la madre tierra.
Y vi caer al plomo de cañones
la carnada…
Después vi la osamenta
fecundando la tierra do sus hijos
para otros han de producir riquezas;
y yo vi con dolor del alma toda
esa raza plebeya
que marcha hacia los campos de batalla
a matar a sus hermanos de miseria…
La Visión se deshizo ante mis ojos,
pero no la tristeza
y cuando abrí mis húmedas pestañas
y vi a la pobre, moribunda vieja,
– ¡Esa es la Sociedad actual!- me dije,
la Sociedad moderna,
la Sociedad de los explotadores,
la que es toda laceria
y la que es cual sepulcros blanqueados
llenos por dentro de larvas infectas.
Y cuando vi la chica que tirita
y que busca tibieza,
me pareció la juventud, la pléyade
de revolucionarios
que a levantarse empieza
y que ha de apostrofar a los que explotan
con el rudo anatema,
con el desprecio vil
de la horca y la vergüenza.
Y miré por vez última la estatua
que impregna la tristeza,
aquella estatua que el dolor humano
quiso llamar “Miseria”
y que expresa el dolor de los que sufren
y que de dolor es: todo un poema!
Y como bello símbolo
miré a lo lejos la estatua “Quimera”
¡Oh la aurora futura
cuán hermosa se acerca!
¡Futuras rebeliones,
el toque del clarín vibrante suena!
¡Yo sé que un día el triunfo
se entonará al vibrar de Marsellesas!
1912