La comedia de los siglos se eterniza.
Prosiguen los maestros peregrinos,
los Cristos, los Mahomas, los divinos
que la plebe en sus farsas tiraniza.
Y sigue la comedia. Farsa y mofa.
Los rebeldes son cernes de las iras;
alguien canta del lábaro en las liras,
alguien dice del látigo en la estrofa.
Y sigue la gran farsa. Los profetas
padecen los calvarios. Las inquietas
muchedumbres profanan las doctrinas.
Y sigue la tragedia. En los hombros
la cruz que engendra líricos asombros…
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Después los sacerdotes de las farsas divinas.
Jueves Santo, 1913