Como el cóndor

Dedicada al poeta Samuel A. Lillo,
cantor de una raza.

I

Era el gigante altivo de las cumbres,
era el cóndor más bello;
muy negro su plumaje, blanco el cuello,
dominaba inquietas muchedumbres
de cóndores temidos.

Era el más grandes, fiero y sanguinario,
a la fiera asustaban sus graznidos
y los ganados viendo al temerario
lanzaban hondas quejas y gemidos
y sus dos grandes alas de corsario
semejaban dos velas de un gran barco
puestas en el mástil, formando un arco.

II

Llegó un día en que aquel gigante cóndor,
que de la altiva cumbre era monarca,
entre lazos ocultos quedó preso…
y toda la comarca
alegre comentaba aquel y más temido,
el que hacía temblar con su graznido,
que perdiéndose al aire hacia galas
estaba ya cazado y mal herido
en sus dos negras y potentes alas.

III

A la ciudad vecina fué llevado
preso en jaula de acero bien forjado
y fué de ver al cóndor, al gigante
de las cumbres pletóricas de hielo,
sintiéndose pequeño, no como ante
cuando era libre rey de la montaña,
cuando podía alzar potente vuelo
y las fieras herir con fuerza y maña.

El brillo se perdió de su plumaje
y ensucióse lo blanco de ese cuello
que lo hacían el rey más limpio y bello,
que lo hacían el cóndor más salvaje.

En la jaula sentía honda nostalgia
de cumbres, de boscajes y de sol
y soñábase libre, que sus alas
lo llevaban a nubles de arrebol;
soñábase temido y altanero,
soñábase más fuerte, más potente,
soñábase volando muy ligero,
soñábase más joven, más guerrero,
tener, soñaba, un sol sobre la frente.

Mas después despertaba al desengaño,
sentíase extenuado,
y en vez de ser el cóndor altanero
sentíase cobarde, derrotado,
y en vez de ser temido y cruel guerrero,
gigante y osado,
sentíase más vil, más prisionero;
y nostalgia sentía de llanura
donde poder batir, pronta, ligera,
el ala aún robusta, aún naviera
y llegar a escalar la inmensa altura
para olvidar así su honda amargura
veloz perdiéndose en la azul esfera…

IV

…Como el cóndor gigante de esta historia
me siento prisionero
y ansío extender mis alas, altanero,
para alcanzar la esfera azul: ¡LA GLORIA!
Y también como el cóndor extenuado
ansío huir de la jaula a las llanuras
para extender mis alas, luego osado,
escalar con mis alas las alturas!…